Cartier–Bresson comienza este documento explicando por qué se inició en el mundo de la fotografía. Desde niño sentía pasión por la pintura. Su primera cámara fue una Brownie con la que fotografiaba los mejores momentos de sus vacaciones. Más tarde se hizo con un trípode, un velo negro, un aparato de 9 x 12 de nogal encerado, equipado con un tapón de objetivo que hacía las veces de obturador y bajo la influencia del cine creía estar dedicándose al “Arte”.
A los veintidós años descubrió la Leica, cámara que no lo abandonaría jamás, con la que pretendía contar historias a través de las imágenes.
En 1947 fundó, junto con otros cinco fotógrafos, Magnum Photos, para difundir reportajes fotográficos a través de revistas francesas y extranjeras.
“De todos los medios de expresión, la fotografía es el único que fija el instante preciso”
Considera el reportaje como “operación progresiva de la mente, del ojo y del corazón para expresar un problema, para fijar un acontecimiento o impresiones sueltas.” La memoria de cada fotografía es lo más importante, debemos expresarlo todo. Se trata de captar el momento, el trabajo que se pierde no es recuperable, no se puede repetir ese momento una vez que las fotos están reveladas. Para realizar esta profesión es fundamental la relación con otras personas.
Por otro lado el tema consiste en captar el hecho verdadero en relación con la realidad, incluso lo más pequeño puede convertirse en un gran tema.
El retrato en la pintura se ha recuperado con la fotografía en forma de ilustraciones. Considera esta práctica arriesgada cuando se trabaja para clientes que solo buscan salir favorecidos y no mostrar la naturalidad del rostro.
Respecto a la composición, Cartier indica que “tiene que ser una de nuestras preocupaciones constantes, pero en el momento de fotografiar no puede ser más que intuitiva”.
Asocia la composición con la geometría; si hemos conseguido una buena foto es porque habremos fijado un diseño geométrico sin el cual la fotografía no hubiese tenido vida ni forma.
En cuanto a la técnica, debemos dominarla para que nos devuelva lo que vemos. “El manejo de la cámara, del diafragma, las velocidades, etc., tiene que ser un acto reflejo”.
Entre el público y el fotógrafo se encuentra la impresión de fotografías en revistas ilustradas. En ocasiones dichas revistas deforman completamente la obra y solo muestran y lo que más les interesa.
En los reportajes, es el pie de foto lo que termina de dar sentido a lo que muestran las imágenes. Las fotos pasan por las manos del compaginador, que se encarga de extraer las mejores imágenes y saber asignar su situación en las páginas de la publicación. Considera que el color es un medio importante de información, aunque su reproducción se ve limitada por la química.
“Nunca he sentido pasión por la fotografía “en sí misma”, sino por la posibilidad de captar —olvidándome de mí mismo— en una fracción de segundo, la emoción que el tema desprende y la belleza de la forma. En otras palabras, una geometría desvelada por lo que se ofrece.
El disparo fotográfico es uno de mis cuadernos de esbozos”.
Autor : Henri Cartier Bresson